La actual gestión de Mauricio Macri está plagada de errores y conflictos que fueron bastamente expuestos en los medios. Basta con mencionar la implementaciòn de la Policía Metropolitana , que antes de salir a la calle perdiò dos cùpulas o la gestión del espacio pùblico en base a una fuerza paramilitar como la extinta UCEP, tambièn las idas y vueltas con los planes para recolección y disposición final de la basura de la Ciudad (que con lleva el incumplimiento de la Ley de Basura Cero), etc. Interminables.
En diversas oportunidades los reclamos que le hacen al Jefe de Gobierno llegan por la vìa judicial, que lo intima a corregir sus equìvocos o compensar sus faltas. Sin embargo casi siempre hace caso omiso. Como con la restricción del ingreso al la Legislatura, la ejcuciòn de obras en el Barrio Manuel Dorrego , que son sòlo dos ejemplos.
La soberbia de las actitudes de Macri son totalmente compatibles con las archiconocidas de los popes del empresariado, acostumbrado a presionar gobiernos y jueces, incumplir mandatos del Ministerio de Trabajo y denunciar penalmente a sus trabajadores cuando ejercen su derecho a huelga.
Lo que el Jefe de Gobierno no comprende es que la Ciudad de Buenos Aires no es su empresa ni nosotros sus trabajadores.
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