Hoy se debaten cuestiones que parecían sepultadas por un letargo neo liberal instalado hace mucho tiempo atrás. Fueron años de silencios, de humillaciones como la especulación privada con las jubilaciones de todos, la reforma laboral que castigó como nunca a los trabajadores, el abandono de la educación y la salud públicas. Obediencia Debida. El Punto final. La venta de los bienes y empresas del Estado. La concentración de los grupos económicos, mayormente en manos extranjeras. El abandono a conciencia de cualquier tipo de protección ambiental.
Todas estas situaciones se asumían como algo inevitable que “hay que hacer”. Sin voces disonantes. No quiero decir sin resistencia porque la hubo, pero fue silenciada sistemáticamente a fuerza de medios cómplices y represión. Algo doblemente grave en democracia.
Hoy tenemos un ejercicio cotidiano de mostrar, moverse, criticar, apoyar, oponerse. Todos esos temas están en el tapete.
Eso muestra un crecimiento como sociedad, una oportunidad de ir saliendo de la ignorancia y la debilidad que ya parecía haberse tragado la cabeza de demasiada gente (igual todavía pueden verse sujetos que deambulan perdidos por las urbes mascullando que va a desaparecer TN o que el campo es el gran generador de empleo).
En ese sentido, tener un tercio del espectro radioeléctrico para la expresión de los que hasta ahora han sido silenciados es sin duda un paso importante para que los autoritarios de siempre no vuelvan a imponerse, pero conlleva tomar esa posta con inteligencia y sin dilaciones.
domingo, 29 de noviembre de 2009
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