lunes, 14 de septiembre de 2009

Manfredi, María Cecilia

Entre la dispersión y los alcances limitados
Medios alternativos: de cómo horadar el muro mediático y no morir en el intento
El escenario que abrió el debate sobre el proyecto de Ley de Radiodifusión, parece similar a un campo de batalla. La frase de Discépolo (“Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo, todos manoseados”) resulta gráfica ante tanto tironeo de informaciones que chocan entre sí. Antes de esto, mucho antes, existen quienes desde hace mucho, y sin posibilidad de ley a la vista, llevan adelante una lucha desigual para sacar a la luz noticias que los grandes medios desdeñan.
En un universo de definiciones dispares y problemas comunes conviven una multiplicidad de medios alternativos que, en un combate desigual, trabajan para hacer visibles contenidos que para los dueños de la comunicación no existen.
En el diccionario, alternativo es “actividad de cualquier género que se contrapone a los modelos oficiales comúnmente aceptados”. Para Natalia Vinelli, co-autora de Contra información. Medios alternativos para la acción política, la definición debe ser política, no sólo discursiva: “El eje principal de lo alternativo es ser orgánico al campo popular”, define con una mirada clasista de la comunicación.
Los medios alternativos ligan su historia a la evolución, fragmentación y repliegue de las organizaciones populares. No faltan, entonces, escollos en su desarrollo. Atravesados por discusiones que van desde la estética hasta su propia concepción, la financiación es una de las más complejas.
“En Prensa de Frente no discutimos la posibilidad de generar ingresos; prima más la vocación militante que periodística”, señala Franco Basualdo sobre este periódico boletín de noticias por internet. Laura Cheb Terrab, del mismo medio, dice: “Los compañeros que trabajan en medios masivos aportan su experiencia. La falta de financiación no resta en lo profesional”. Prensa de Frente se sostiene por el aporte de sus propios integrantes. Lo mismo sucede con la agencia de noticias Anred. “Hoy nos auto sustentamos. Pero está en discusión convertirnos en cooperativa”, explica Carolina Ricaldoni. “Hay que despejar las dudas de la desviación, de la supervivencia del proyecto político”, agrega.
Dudas más, dudas menos, fue el armado de una cooperativa de trabajo lo que permitió lanzar el periódico Mu. “Nuestra cooperativa se llama
\u003cfont size\u003d\"4\"\>Somos una \nCooperativa de Trabajo llamada lavaca, que edita Mu en una fábrica recuperada, \nGráfica Patricios, y cuenta con el aporte de otra cooperativa, Sub, de \nfotógrafos (iniciada en nuestra Cátedra Autónoma de Comunicación Social). Mu \ntiene avisos y se vende en quioscos. Además tenemos suscripción a través de \n\u003c/font\>\u003ca href\u003d\"http://www.lavaca.org/\" target\u003d\"_blank\" onclick\u003d\"return top.js.OpenExtLink(window,event,this)\"\>\u003cfont size\u003d\"4\"\>www.lavaca.org\u003c/font\>\u003c/a\>\u003cfont size\u003d\"4\"\> y ya tenemos lectores en todo el \npaís, y en varios países latinoamericanos y europeos. Otro mecanismo de venta es \ncon el armado de una red de personas en estado de vulnerabilidad (vendedores \nambulantes, desocupados, mujeres en estado de prostitución) que por suerte está \ncreciendo y funcionando muy bien. La venta y la publicidad permiten financiar \nMu. No hay salario para los periodistas, ya que se asocian a la cooperativa \nformalmente o forman parte cooperativamente del proyecto. \u003c/font\>\u003c/p\>",1]
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lavaca. Editamos Mu en Gráfica Patricios, una fábrica recuperada. También aporta Sub, una cooperativa de fotógrafos. Mu tiene avisos. Se vende en quioscos, por suscripción y a través de una red de personas en estado de vulnerabilidad”, cuenta Sergio Ciancaglini.
Noam Chomsky, en Propaganda y opinión pública, señala: “Aunque los medios independientes se hallan faltos de recursos casi por definición, ganan importancia de la misma manera que lo hacen las organizaciones populares: juntando a la gente de ingresos limitados multiplican su efectividad y su propio entendimiento a través de la interacción, lo que configura exactamente la amenaza democrática que tanto temen las elites dominantes”. A fines del 2001 un grafiti inundó las calles: “Nos mean y los medios dicen que llueve”. Razón de más para continuar este combate desigual.

Alternativos versus masivos
Verdades dispersas, mentiras organizadas
Trabajar en un medio masivo es, para algunos periodistas, un fin en sí mismo. Para otros, una experiencia limitante.
Carlos Eichelbaum trabajó 30 años en Clarín y hace cinco en Prensa de Frente (PDF). “Participar no fue una decisión individual, sino de la organización”, aclara. En el 2004, en el Frente Popular Darío Santillán vieron la necesidad de construir una herramienta de comunicación, “ante la imposibilidad de que las organizaciones populares tuvieran cabida en los medios masivos”, cuenta Eichelbaum.
“Me gusta más escribir en PDF que en Clarín”, destaca el periodista. Las diferencias, dice, son de contenido, de recorte de la realidad con la que se trabaja. “En el medio masivo se trabaja con un corsé muy ceñido”, señala.
Y cuenta una experiencia que da cuenta de ello. “Durante seis años cubrí la Cámara de Diputados y en los últimos tres escribía una columna semanal”, cuenta. Cuando se debatía la nulidad de los Indultos, en 2006, Eichelbaum escribió en su columna sobre el tema. “Planteé que el PJ no sólo nunca se interesó por las organizaciones de derechos humanos, sino que hasta había sido hostil con sus planteos y prácticas”, relata. Agustín Rossi, presidente del bloque kirchnerista, cuestionó las notas. “Una semana después Clarín me sacó la columna. A la siguiente, del Congreso” completa.

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